
Es un itinerario vertical equipado con grapas, cable metálico, pasarelas, puentes, etc que permiten una progresión fácil y segura por lugares inaccesibles a no escaladores.
Se les ha llamado senderos verticales porque casi cualquiera puede iniciarse en su práctica. Su crecimiento ha sido muy rápido y la falta de información ha provocado que se confunda su accesibilidad con la ausencia de riesgo real.
El debate es intenso en las vías ferratas.
Por primera vez cualquier inexperto puede aventurarse “por su cuenta” en una actividad de riesgo. El turismo lo ha asimilado rápido y su explotación atenta contra los valores de la escalada tradicional. El exceso de metal que se necesita para su equipación, la falta de mantenimiento y la masificación de su uso abre un debate acalorado sobre la sostenibilidad de las ferratas y el mal uso.
Pero un uso responsable y consciente es posible y permite a mucha gente acercarse a un mundo que de otra manera jamás alcanzarían.
Todo empieza con una buena formación.
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